En la primera parte de mi relato de destete nocturno te conté cómo me di cuenta de que había llegado el momento y en las circunstancias que sentí la necesidad de empezar con el destete nocturno de mi pequeña.
Puedes leerlo aquí. Te lo recomiendo para poder entender esta segunda parte.
El método padre
Tras 3 meses esperando que pasase "la crisis", tal y como te conté en la primera parte, empecé a sentir una necesidad muy fuerte de hacer destete nocturno.
Sin darme cuenta, en cuestión de pocos días llegué a mi tope y no podía más.
La agitación por amamantamiento es de las sensaciones más desagradables que he sentido en mi vida. Es una mezcla de rechazo y culpa que te supera por completo.
Fue entonces cuando intenté con su padre durante 2 o 3 noches llevar a cabo el famoso “método padre” o “plan padre", que básicamente consiste en dejar a cargo del padre el cuidado de la niña durante los despertares.
El problema del plan padre en nuestro caso, es que por cuestiones de dinámica familiar, soy yo la que me he encargado de la rutina de dormir siempre, por lo que no era un plan que se ajustase a nuestras necesidades.
Yo en el fondo sabía que sí o sí tendría que aprender a dormirla sin pecho en algún momento del proceso. Pero también sé que en ese momento recurrí al método padre porque estaba sobrepasada y no podía más.
Desde el principio supe que el método padre no era para nosotras ni tenía sentido ninguno. Lo que hace una por desesperación.
Como te puedes imaginar, aquello fue un fracaso. Pese a que los primeros días pensé que podía dormirla con con el pecho y luego que se hiciera cargo papá de los despertares, mi hija rápidamente pedía estar con mamá y solo se calmaba con el pecho.
Por supuesto, yo en ningún momento me fui de la habitación ni le negué mis brazos cuando los pidió.
Hasta nunqui, método padre. Definitivamente no estabas hecho para nosotras.
En este punto tenía clara una cosa: necesito un destete nocturno sin ayuda del padre y en el que yo pueda acompañar a mi hija si me necesita.
Pasó un tiempo hasta que encontré el camino.
El día que mi hija me dio una gran lección
Ya con 21 meses, una tarde cualquiera en casa con la niña pasé por el baño y vi un paquete de tiritas de la patrulla canina.
Rápidamente conecté con recuerdos de octubre de 2021, cuando salimos del hospital tras 9 días de ingreso por gastroenteritis.
Mi hija desde ese día sabe lo que es una “pupa”, porque en el hospital le cogieron muchas vías y señalaba cada uno de los pinchazos que le habían dado 💔💔💔
Desde ahí, cada vez que se ha hecho daño, se señala y dice “pupa” y siempre las cuidamos y les damos mucho amor para que se recuperen lo antes posible al ritmo de “sana sana, culito de rana, si no sana hoy, sanará mañana…”
Esa misma tarde, mientras jugaba con ella busqué en una de las mejores webs sobre lactancia (lactapp) “destete tiritas” y leí rápidamente un artículo en el que se hablaba de diferentes métodos de destete.
A mi esa tarde se me cruzó en la cabeza toda esta información y pensé que alomejor era capaz de entender que las tetitas tenían pupa y que necesitaban descansar por la noche.
Yo no deseaba un destete total, sino nocturno, así que ahí dudé y lo consulté con Yadily, nuestra consultora de lactancia IBCLC desde el nacimiento.
Yadily me ayudó a darme cuenta de que el discurso del destete podía girar entre el día y la noche, y que era importante que el bebé entendiese cuándo es de día y cuándo es de noche.
Afortunadamente este recurso también lo teníamos gracias a la edad de mi peque. Ella ya sabía que durante el día tenemos el sol y que por la noche viene la luna.
De hecho, tenemos cuentos de la luna y de cómo los animales se van a dormir cuando llega la luna.
En este sentido, aprendí que la edad de la criatura va a condicionar mucho como se lleve a cabo el destete. Si yo me llego a plantear esto hace un año, probablemente no lo podría haber hecho de esta forma.
Después de darle un par de vueltas en mi cabeza a toda esta información y un ratito antes de empezar a dormirla, seguí mi instinto, cogí las tiritas, me senté con ella y le expliqué que las tetitas tenían pupa y que necesitaban descansar por la noche para poder estar bien durante el día.
Nada de esto era mentira, porque realmente era lo que yo necesitaba: parar por las noches para poder seguir disfrutando de nuestra lactancia durante el día. Le enseñé las tiritas y le pregunté si quería ayudarme a ponerle tiritas a las tetitas para que se curasen.
Ella lo primero que quiso ver fue “la pupa”. Yo no tenía heridas en el pecho, pero le mostré los dos pechos y los acarició a la vez que decía…”pupa tetita” y rápidamente cogió unas tiritas y le ayudé a ponerlas.
Seguidamente ella sola empezó a cantar “sana sana culito de rana, si no sana hoy sanará mañana”….y yo me quedé paralizada. No me creía lo que estaba pasando.
Cuando terminó de cantar le dio muchos besitos a cada teta y me ayudó a colocar el sujetador. Me abrazó y entendió que ahora no había tetita.
A mi se me partió el corazón en pedacitos, pero me sentí muy orgullosa de estar con ella en este proceso. Este era nuestro destete nocturno y lo íbamos a hacer juntas.
Te juro que estuve unas horas bastante descolocada.
Yo me había imaginado el drama de los dramones, la tercera guerra mundial, una rabieta monumental y a la policía nacional tocando en la puerta de mi casa. Mi amiga Lucía es testigo de ello (gracias Lu por acompañarme en mis nervios e incertidumbre).
Ahora sí que sí: ¿cómo empezar el destete nocturno?
En ese momento me di cuenta de que teníamos los recursos suficientes para hacerlo y que ella estaba preparada. Me sentí algo más tranquila, pues al menos iba a intentar un "método" que sí encajaba con nosotras.
Pero claro, ahora falta la parte más complicada: dormirla sin pecho y aprender a ayudarla a dormirse en cada despertar. Casi nada.
Así que pensé “tenemos que crear una nueva rutina de sueño que podamos repetir todos los días”. Vale, voy a contarle una historia. Aquí la historia por si te ayuda:
“Cariño, vamos a ver si ha venido ya la luna para dormir. ¡Anda!, ya el sol se ha ido y la luna está al llegar, vamos a darle las buenas noches a los juguetes. Buenas noches bebé, buenas noches libros, buenas noches osito, buenas noches orugüita".
"Mi amor, ¿sabes que los abuelos ya están dormidos? También está dormida la tía Valeria, la tía Cecilia, Noa, Milka y Semba. Están todas durmiendo para mañana ir a jugar, porque ya está la luna en el cielo y es hora de ir a dormir”
Y así, modificamos la rutina de ir a dormir, repitiendo una y otra vez todas las noches. Acompañaba esta historia de movimiento, brazos y muchos besos. Poco a poco fui aprendiendo a dormirla de otra forma.
No te voy a engañar: la primera noche fue bastante dura, pero porque se despertó unas 5949284949392 veces y nos costó en cada una de ellas muchos brazos, historias de la luna y paseos por el pasillo para dormirla.
Súmale a eso el momento acostarla en la cama, que era el momento en el cual ella siempre pedía teta otra vez, así que fue una noche de hacer, repetir y volver a empezar. Con calma y sin perder los nervios.
Eso sí, la premisa era que la atendiese quien ella necesitara. A veces pedía papá y otras pedía mamá. Creo que no dormimos ni dos horas.
La siguiente noche también fue dura, pero un poco menos. Su padre con el paso de las noches fue aprendiendo a soltarla en la cama y que no se despertase.
¿Cómo? Ni idea. Muy despacio y apoyando primero los pies, luego el culete, el tronco y por último la cabeza. Creo que esto ayuda a reducir la sensación de caer al vacío en la cama.
A la cuarta o quinta noche ya solo se despertaba dos veces, pero sí que es verdad que en algunos despertares decía “tetita”. Y le volvíamos a explicar que la tetita tenía pupa. Al cabo de unos días, nunca más pidió pecho por la noche.
La pregunta: tras el destete nocturno, ¿duerme del tirón?
Esta probablemente es la pregunta que más nos hacemos las madres antes y durante el destete, fantaseando con dormir un poco más. Un mes después de empezar el destete nocturno, tuvimos noches de dos despertares, de 8 y de ninguno.
Hoy, 7 meses después, como mucho se despierta una vez (sin contar cuando se pone malita, por supuesto).
Es muy variable y en nuestro caso depende más de la calidad de la siesta (cómo y cuánto ha podido descansar) o de factores ambientales como el calor, los estímulos que reciba las horas previas al descanso o de si ha tenido contacto con la naturaleza ese día que del destete en sí.
Sí que he notado que ha desarrollado habilidades para enlazar fases de sueño de otra forma (lógico y normal en una niña de casi dos años y medio).
Eso a veces implica una caricia, pasear por el pasillo o beber agua. Sobre todo si el destete te pilla en verano, como a mi, es muy probable que te pida agua varias veces.
No obstante, se despierte o no, yo estoy mucho mejor, disfrutando de las tomas diurnas y ahora tanto yo como su padre tenemos otros recursos para acompañarla en el proceso de dormirse de otra forma, que era lo que yo necesitaba.
Para mi ha sido fundamental separar la necesidad de destetar de mis necesidades o expectativas en cuanto al sueño (gracias de nuevo Yadily por tus consejos). Es vital tener este punto muy claro y no crearte expectativas en cuanto al descanso.
Conozco a muchas madres que han destetado para dormir más y se han encontrado con los mismos despertares o más y teniendo que levantarse de la cama varias veces.
Dar teta por la noche tumbada es infinitamente más cómodo si te encuentras bien con tu lactancia.
Que esto ocurra es algo que tenemos que sopesar antes de tomar la decisión, porque puede ser realmente duro.
En mi caso, el motivo por el que decidí destetar por la noche tenía que ver con nuestra lactancia, no con la necesidad de dormir más. ¿Me moría de sueño? por supuesto, pero el detonante no fue este.
Nadie te puede garantizar que el destete le “ayude” a enlazar ciclos de sueño de forma autónoma. Y si ocurre, pues fantástico, ¡eso que te llevas!
Ahí reside el éxito del destete para mi: ella no pide pecho y si pide afecto y contacto lo va a seguir teniendo. A mi me parece un sueño poder dormirla en mis brazos utilizando el movimiento y mi voz.
Mis consejos para el destete nocturno
Empecé estas líneas diciéndote que no quería decirte como hacerlo, pero sí que me gustaría contarte algunas cosas que he hecho yo y que me han ayudado a cerrar esta etapa de una forma bonita y respetuosa para las dos:
Crea muchos recuerdos
¿Te acuerdas la cantidad de fotos que te sacabas amamantando al principio? Pues es un buen momento para inmortalizar estas últimas tomas nocturnas. Fotos, vídeos….lo que sea, pero guarda este momento para siempre.
Otra forma muy bonita de crear recuerdos es hacerte una joya de lactancia. Yo tengo un collar para mi y otro que le estoy guardando a ella para cuando sea mayor. Me gustaría que ella entienda lo importante que ha sido esta etapa para las dos (y se me escapa la lagrimilla escribiendo esto, jo).
Asume que no hay un método válido para todas
Tenemos que tener en cuenta que la dificultad que puede tener este proceso va a variar en función de su edad y otros factores individuales de cada bebé.
Yo he tenido muy presente que le ha pillado en plena crisis de los dos años y mentalmente me preparé para un destete difícil.
Si hubiese querido destetar un año antes, no creo que hubiese podido ser igual. La edad me parece algo crucial.
Rodéate y apóyate en personas de confianza
Cuéntaselo a alguien de confianza que te apoye sin juicios. Contar con el apoyo de mujeres que están pasando por lo mismo que tu, familiares o profesionales que te ayuden en el proceso, no tiene precio.
Infórmate durante la lactancia
Lee mucho y pide ayuda si la necesitas (a ser posible, antes de que petes).
Te recomiendo el blog de Lactapp y el libro “Destete. Final de una etapa” de Alba Padró.
Vigila el pecho y acompáñalo en su adaptación
Pasar de tomas nocturnas infinitas a ninguna puede requerir algunas extracciones.
Puede ser muy molesto cerrar esta etapa con obstrucciones o incluso una mastitis. Yo utilicé extracción manual en varias ocasiones para aliviar.
En cualquier caso, si tienes dudas, consulta con tu matrona o con una consultora de lactancia IBCLC para que te asesore.
Ten paciencia con tu bebé
Ten muy presente en cada despertar, por mucho sueño que tengas, que tu bebé ha perdido lo que más quiere en el mundo (dormir con la teta).
Ofrécele todo el cariño que puedas y un poco más, tanto con caricias como con tus palabras. Aunque no lloren, es un duelo para las criaturas.
También es una oportunidad maravillosa para validar y acompañar sus emociones. Al fin y al cabo, en eso consiste el apego seguro: nuestras hijas tienen que tener clara nuestra incondicionalidad y que estaremos ahí para darle el sostén y la seguridad que necesitan en un momento tan vulnerable para ellas.
Hasta aquí mi historia
Pues hasta aquí queridas. Este ha sido mi destete nocturno súper resumido. Creo que he sido capaz de sintetizar las ideas que para mi han sido más importantes, tanto para tomar la decisión como para encontrar la forma de hacerlo.
Con esto no pretendo decirte que tengas que hacer esto o que te vaya a funcionar. Pero sí que te animo a preguntarte de dónde viene la necesidad de destetar, y a que contactes con una profesional si no sabes por donde cogerlo.
Para mi tener claro porqué necesitaba destetar fue clave para continuar el proceso sin tantas idas y venidas. No obstante, necesité mi tiempo: peté a los 18 meses y desteté a los 21.
Escribo estas líneas 7 meses después del destete nocturno y en pleno destete total. Me voy un rato a llorar, porque a pesar de haberlo sopesado y tener muy clara mi necesidad de cerrar esta etapa (no olvidemos que es un destete dirigido por mi), también es un duelo para nosotras.
Te abrazo muy fuerte si estás en las mismas. Toda lactancia empieza y termina, y nos merecemos que termine como lo necesitemos.
¿Cuándo decían que se acababa la culpa de las madres?