La endometriosis es una enfermedad inflamatoria crónica y sistémica que afecta al menos al 10% de las mujeres en edad fértil y al 40-50% de las mujeres que acuden a consultas de fertilidad, por lo que es al menos tan prevalente como otras patologías crónicas más conocidas como la diabetes tipo 2.
Lamentablemente, las mujeres con endometriosis tardan entre 8 y 10 años en conseguir un diagnóstico, por lo que en la inmensa mayoría de los casos, cuando lo consiguen, cargan con una mochila muy pesada de síntomas y con una notable pérdida de calidad de vida.
Es por ello que las Dietistas-Nutricionistas tenemos el deber y la responsabilidad de romper con la normalización del dolor menstrual y ayudar a nuestras pacientes a rodearse de profesionales sanitarios que les acerquen al diagnóstico y les acompañen en el tratamiento multidisciplinar.
Objetivos del tratamiento multidisciplinar
El tratamiento de la endometriosis necesita un enfoque global y multidisciplinar, donde pongamos en el centro:

- La mejora de la calidad de vida y la autonomía.
- El cuidado del descanso.
- La gestión de las emociones tan intensas que se viven con esta enfermedad.
- Mantener una masa muscular funcional y activa.
- El tratamiento del dolor pélvico crónico.
- La reducción del estrés oxidativo y de la inflamación crónica.
- El tratamiento de déficits nutricionales y síntomas asociados.
- Individualización del tratamiento nutricional y de la suplementación nutricional.
Tratamiento nutricional de la endometriosis
Hasta la fecha, no disponemos de una dieta para la endometriosis, ya que la evidencia científica es limitada y los estudios disponibles son muy heterogéneos.
Aún así, la propuesta dietoterapéutica se basa en el marco teórico de estos estudios y en las características de la enfermedad.
La endometriosis es una enfermedad inflamatoria, con unos niveles muy elevados de estrés oxidativo, es estrógeno-dependiente, cursa con una disfunción inmunológica, puede tener síntomas asociados en función de los sistemas afectados y además, puede coexistir con otras patologías autoinmunes, digestivas y/o urinarias.
Por lo tanto, la propuesta nutricional se basa en estos pilares:
- Potenciar alimentos y hábitos con potencial antiinflamatorio y antioxidante.
- Tratar el hiperestrogenismo, reduciendo en la medida de lo posible la producción en otros tejidos o la exposición a disruptores endocrinos con actividad estrogénica, y cuidando las vías de metabolización y eliminación de los mismos.
- Individualizar el consejo nutricional en función de los síntomas asociados y patologías coexistentes.
- Introducir suplementación nutricional individualizada para el tratamiento del dolor y para el tratamiento de déficits nutricionales.
¿Cómo la alimentación puede ayudar a reducir el dolor menstrual?
La menstruación es un proceso naturalmente inflamatorio, ya que para poder desprender el endometrio del útero en forma de sangrado, es esencial que entren en acción prostaglandinas inflamatorias, que provocan la cascada inflamatoria necesaria para provocar isquemia en el endometrio y contracciones uterinas.
Pero también participan prostaglandinas antiinflamatorias, que relajan el tejido uterino y resuelven la inflamación.
Menstruación y endometriosis
Si comparamos la menstruación de una mujer sana con la menstruación de una mujer con endometriosis, estas últimas tienen más contracciones uterinas y de mayor duración.
Si a eso le sumamos que este proceso inflamatorio tendrá lugar tanto en el endometrio uterino como en cada foco de tejido endometriósico, quizá podamos hacernos una ligera idea de la magnitud y la extensión de la inflamación que pueden llegar a tener, y consecuentemente, el nivel de dolor menstrual con el que conviven estas mujeres.
Prostaglandinas y alimentación
Las prostaglandinas inflamatorias (PG2) se sintetizan a partir de ácidos grasos omega 6, presentes en pequeña cantidad en alimentos como las semillas y el aguacate, pero en gran cantidad en aceites de semillas refinados y en alimentos ultraprocesados, como carnes procesadas, bollería industrial, alimentos precocinados o margarina.
Contrariamente, las prostaglandinas antiinflamatorias (PG1 y PG3) se forman a partir de ácidos grasos omega 3, presentes en el pescado azul y en las nueces, semillas de lino, chía y cáñamo.
Estos ácidos grasos esenciales Omega 6 y Omega 3 compiten por las mismas vías de metabolización, y para que exista un equilibrio funcional entre ellas, necesitamos un consumo de 5:1.
Si aumenta el consumo de Omega 6 por encima de esa relación, no podremos aprovecharnos de los Omega 3.
¿Es nuestra alimentación "antiinflamatoria?
Los patrones dietéticos occidentales tienen una relación de Omega 6 / Omega 3 de 25:1, por lo que las mujeres con endometriosis necesitarán:
- Reducir mucho el consumo de aceites refinados de semillas y alimentos ultraprocesados, priorizando el aceite de oliva virgen extra para cocinar y aliñar, optando por panes integrales en lugar de panes de molde o bollería, e introduciendo opciones proteicas de calidad en lugar del embutido, como puede ser el huevo, los patés vegetales como el hummus o quesos frescos.
- Potenciar el consumo de pescado azul pequeño, como los boquerones, sardinas, anchoas, caballas, melva, bonito o salmón: incluye 3-4 raciones a la semana.
- Aumenta el consumo de nueces y semillas de lino, chía y cáñamo: entre 2 y 4 raciones diarias.
- Reducir exposición a fuentes de estrés oxidativo, como el tabaco, el alcohol, los xenoestrógenos o el sedentarismo.
- Incluir compuestos antioxidantes que puedan neutralizar el exceso de radicales libres, reduciendo la inflamación,
De esta forma, los procesos inflamatorios y antiinflamatorios de la menstruación serán más funcionales y por lo tanto, conseguiremos reducir el dolor menstrual.
Si tienes endometriosis y necesitas que te acompañe en el tratamiento, puedes pedir cita en mi Consulta Online de Nutrición.
¡Un abrazo!
Noelia